miércoles, 16 de enero de 2013

Capítulo 1. Un nuevo universo se presenta. Las tierras de Aarde.

Aquí comienza la aventura, espero que les guste.



-Held: Padre, ¿podrías recordar aquella historia que me contaste sobre el Génesis del mundo?

-Otec: Claro hijo, claro que puedo.

Hace eones, el mundo fue creado de la luz y la oscuridad. No se sabe si fueron los dioses, si fue la casualidad, pero el caso es que lo crearon. Crearon la vida. No sabemos de qué manera crearon la vida, pero la crearon hasta lo que somos hoy.”

-Otec: ¿Por qué te interesa tanto, hijo?

-Held: Como mensajeros que somos, me interesa saber un poco de nuestros clientes.

-Otec: ¿Hay nuevos paquetes que enviar?

-Held: Si, tenemos unos informes historiográficos que enviar a Arento, y luego una caja de piedras de cristales que llevar a Ródenar. Ambos son urgentes.

-Otec: Bueno, una cosa es que sean urgentes y otra cosa es que podamos enviarlos cuanto antes. No quiero que te aventures solo por ahí, últimamente las criaturas salvajes están muy alteradas.

-Held: Lo sé padre, pero ambos pagan 20.000 Gelds si se hace el envío a tiempo.

-Otec: Con 40.000 Gelds podríamos cambiar de casa, esta está muy mal.

-Held: No se si te das cuenta que la casa está así porque no limpiamos. Desde que madre no está, nadie limpia esto.

-Otec: Ni tampoco comemos bien.

-Held: Ni dormimos bien.

-Otec: Bueno, vamos a ponernos melancólicos ahora. ¿En cuánto tiempo hay que enviar los paquetes?

-Held: Hay que estar en Arento en 6 días, y en Ródenar en 3.

-Otec: Vaya, ambas rutas son peligrosas desde aquí. Held, tendrás que ir a la Armería, vas a salir de viaje.

La población desconoce el tamaño del mundo en el que habitan. Pero son gentes tranquilas, no necesitan tampoco saber más. Únicamente buscan la paz y la armonía.

Nos encontramos en el año 2663, tras la caída de Sterre. Sterre fue en su momento una luz en el cielo que precipitó sobre la tierra, vulgarmente conocido como un meteorito. Pero Sterre cambió la vida de las gentes, pues en su interior se encontraba un material un poco desconcertante. Efectivamente, era acero, pero tenía vida propia. A este material se le llamó Yster. El Yster se fue expandiendo por todo Aarde, cambiando velozmente la fauna y la flora de muchos lugares, ya que el Yster, lo único que necesita para sobrevivir es aire. Este material, se puede encontrar en zonas rocosas y conviviendo con la fauna y la flora. Esto se puede observar en criaturas que han cambiado sus colmillos, garras, caparazones o huesos por este material. El ser humano comenzó a explotar el Yster, dándose cuenta de que este material se comporta como un ser vivo más de la naturaleza, ya que también necesita dormir, convirtiéndose por las noches en una tela metalizada.

Con el fin de usar mejor este metal, los Ystamer, científicos del Yster, hallaron el modo de controlar el Yster a su antojo, y fue con los Cristales de Krag, los cuales contenían la información sobre como funcionar. El problema es que los cristales quiebran con el paso del tiempo.

-Held: Padre, ya compré la espada, aunque creo que es demasiado grande.

-Otec: Cuanto más grande, más daño a los enemigos más grandes.

-Held: ¿No podría ser menos pesada?

-Otec: No pienso gastarme el dinero capara cambiar la configuración del Yster de la espada, así que apáñate.

-Held: Está bien. ¿Dónde voy yo y dónde vas tú?

-Otec: Yo iré a Arento. Sus caminos son peligrosos pero son para gente tranquila y cuidadosa, como yo. El paquete tiene que estar allí en 6 días, pero tardaré 4. Tú irás a Ródenar, la ciudad entre bosques.

-Held: Para ir a Ródenar en tres días, ¿Cómo lo haré? El método más seguro es viajar hacia Contesca, dando un poco de rodeo.

-Otec: Se tarda demasiado, por lo que irás por el paso del bosque.

            Pasadas unas horas, ya estaba atardeciendo, y padre e hijo tenían que partir en distintas direcciones.

-Otec: Hijo, ten cuidado, vas por senderos peligrosos.

-Held: Lo sé, no te preocupes, mi caballo es rápido.

-Otec: Intenta no acampar en el bosque, pues peligrosas criaturas viven allí. Volverás en 6 días, no te preocupes. Yo tardaré un poco más, en ocho días estaré aquí.

            Otec montó en su corcel y partió hacia su destino. Held, sin tanta prisa, montó a su caballo y partió hacia una aventura que no podría olvida jamás.

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