-Held: Padre, ¿podrías recordar aquella historia que me contaste sobre el Génesis del mundo?
-Otec: Claro hijo, claro que puedo.
“Hace eones,
el mundo fue creado de la luz y la oscuridad. No se sabe si fueron los dioses,
si fue la casualidad, pero el caso es que lo crearon. Crearon la vida. No
sabemos de qué manera crearon la vida, pero la crearon hasta lo que somos hoy.”
-Otec: ¿Por qué te interesa tanto, hijo?
-Held: Como mensajeros que somos, me interesa saber
un poco de nuestros clientes.
-Otec: ¿Hay nuevos paquetes que enviar?
-Held: Si, tenemos unos informes historiográficos
que enviar a Arento, y luego una caja de piedras de cristales que llevar a Ródenar.
Ambos son urgentes.
-Otec: Bueno, una cosa es que sean urgentes y otra
cosa es que podamos enviarlos cuanto antes. No quiero que te aventures solo por
ahí, últimamente las criaturas salvajes están muy alteradas.
-Held: Lo sé padre, pero ambos pagan 20.000 Gelds si
se hace el envío a tiempo.
-Otec: Con 40.000 Gelds podríamos cambiar de casa,
esta está muy mal.
-Held: No se si te das cuenta que la casa está así
porque no limpiamos. Desde que madre no está, nadie limpia esto.
-Otec: Ni tampoco comemos bien.
-Held: Ni dormimos bien.
-Otec: Bueno, vamos a ponernos melancólicos ahora.
¿En cuánto tiempo hay que enviar los paquetes?
-Held: Hay que estar en Arento en 6 días, y en
Ródenar en 3.
-Otec: Vaya, ambas rutas son peligrosas desde aquí.
Held, tendrás que ir a la Armería, vas a salir de viaje.
La
población desconoce el tamaño del mundo en el que habitan. Pero son gentes
tranquilas, no necesitan tampoco saber más. Únicamente buscan la paz y la
armonía.
Nos
encontramos en el año 2663, tras la caída de Sterre. Sterre fue en su momento
una luz en el cielo que precipitó sobre la tierra, vulgarmente conocido como un
meteorito. Pero Sterre cambió la vida de las gentes, pues en su interior se
encontraba un material un poco desconcertante. Efectivamente, era acero, pero
tenía vida propia. A este material se le llamó Yster. El Yster se fue
expandiendo por todo Aarde, cambiando velozmente la fauna y la flora de muchos
lugares, ya que el Yster, lo único que necesita para sobrevivir es aire. Este
material, se puede encontrar en zonas rocosas y conviviendo con la fauna y la
flora. Esto se puede observar en criaturas que han cambiado sus colmillos,
garras, caparazones o huesos por este material. El ser humano comenzó a
explotar el Yster, dándose cuenta de que este material se comporta como un ser
vivo más de la naturaleza, ya que también necesita dormir, convirtiéndose por
las noches en una tela metalizada.
Con el fin
de usar mejor este metal, los Ystamer, científicos del Yster, hallaron el modo
de controlar el Yster a su antojo, y fue con los Cristales de Krag, los cuales
contenían la información sobre como funcionar. El problema es que los cristales
quiebran con el paso del tiempo.
-Held: Padre, ya compré la espada, aunque creo que
es demasiado grande.
-Otec: Cuanto más grande, más daño a los enemigos
más grandes.
-Held: ¿No podría ser menos pesada?
-Otec: No pienso gastarme el dinero capara cambiar
la configuración del Yster de la espada, así que apáñate.
-Held: Está bien. ¿Dónde voy yo y dónde vas tú?
-Otec: Yo iré a Arento. Sus caminos son peligrosos
pero son para gente tranquila y cuidadosa, como yo. El paquete tiene que estar
allí en 6 días, pero tardaré 4. Tú irás a Ródenar, la ciudad entre bosques.
-Held: Para ir a Ródenar en tres días, ¿Cómo lo
haré? El método más seguro es viajar hacia Contesca, dando un poco de rodeo.
-Otec: Se tarda demasiado, por lo que irás por el
paso del bosque.
Pasadas
unas horas, ya estaba atardeciendo, y padre e hijo tenían que partir en
distintas direcciones.
-Otec: Hijo, ten cuidado, vas por senderos
peligrosos.
-Held: Lo sé, no te preocupes, mi caballo es rápido.
-Otec: Intenta no acampar en el bosque, pues
peligrosas criaturas viven allí. Volverás en 6 días, no te preocupes. Yo
tardaré un poco más, en ocho días estaré aquí.
Otec
montó en su corcel y partió hacia su destino. Held, sin tanta prisa, montó a su
caballo y partió hacia una aventura que no podría olvida jamás.
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